Un jugón contra Mobutu

31 01 2012

Nombre completo: Joseph Mwepu Ilunga

Lugar de nacimiento: República Democrática del Congo

Fecha de nacimiento: 22/08/1949

Es célebre por… ser un lanzador de faltas singular.

Otros méritos: No haber permitido que más de veinte zaireños se hubiesen convertido en inmigrantes ilegales en la Alemania de los años 70.

El momento culminante de la historia del fútbol no fue la tarde en la que la mano de Dios señaló a Maradona para que se transformase en Barrilete Cósmico, ni el Iniestazo, ni cuando Gento levantaba ánforas en el NO-DO, ni la invención de la WM, ni el día en que Materazzi le contó un chiste a Zidane, ni siquiera cuando Pelé debutó con un pibe. No, el instante antológico del balompié se produjo inusitadamente, una remota tarde de finales de junio del año 1974, en la ciudad minera de Gelsenkirchen. Allí se enfrentaban las selecciones de Brasil, vigente campeona del mundo, y de Zaire en pos de una plaza para la siguiente fase. En realidad, Zaire ya estaba eliminada pero se jugaba mucho más que Brasil, que apenas necesitaba vencer por un mínimo de tres goles de diferencia para clasificarse. En el momento en que se produjo la jugada el resultado era de 3-0 a favor de Brasil. La estrella carioca, el bigotudo Rivelino, se disponía a lanzar una falta a favor cuando sucedió esto:

Mwepu Ilunga alterando el orden natural de las cosas se convirtió en un revolucionario, en el Che Guevara del fútbol mundial. Su imagen pasaría a formar parte indeleblemente de la mercadotecnia global.

Pero aquella acción revolucionaria, que los eruditos occidentales atribuyeron al salvajismo, al primitivismo y a la ignorancia del jugador africano, escondía un motivo siniestro. Después de que la selección zaireña perdiera contra Escocia por 2-0 y fuese vapuleada por Yugoslavia por 9-0, los jugadores recibieron en su hotel de concentración la visita del ejército de su propio país, que traía un mensaje directo de Mobutu Sese Seko, el dictador que existía bajo un sombrero de piel de leopardo. Si querían regresar a Zaire, no podían perder por más de tres goles. De lo contrario, serían abandonados a su suerte en territorio alemán. Así que la privilegiada mente de Mwepu Ilunga ingenió la más descacharrante acción futbolística de todos los tiempos, que confundió a propios y extraños, en especial a Rivelino, que mandó el balón a las nubes y permitió que Zaire perdiera por apenas tres goles de diferencia.

Selección Zaire Mundial 74

Los jugadores zaireños regresaron a casa. ¡Qué pena que no fueron recibidos como héroes!

MPOLO MUCUNHA


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2 responses

1 02 2012
Linho

Grande a lembrança de Mwepu, mas ainda maior a descoberta do blogue «Cromo dos cromos»: quando os jugadores tinham bigodaça eu era feliz e Sócrates nao havia morto…

2 02 2012
Mpolo Mucunha

O blogue está bom, Sr. Linho, mas eu friso mais pela T-Shirt de Mwepu, toda amarela, a conjunto com uns bons óculos. E o bigode é de graça.

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